EL RETABLO DEL CRISTO DEL CORPUS EN JAÉN
Una joya dentro de otra
Algo más que disfrutar |
El Retablo del Cristo del Corpus, llamado así por haber formado parte de un retablo encargado a instancias de la Cofradía del Corpus Christi, establecida en la Iglesia de Santa María Magdalena de la capital jiennense, es en realidad un grupo escultórico, lo único subsistente de dicho retablo, que representa a Cristo muerto en la cruz, rodeado de los personajes de la Pasión de Jesús que, supuestamente, figuraron en los momentos de la Crucifixión en el Monte Calvario.
La obra se halla realizada en talla completa, empleando el autor madera de nogal policromada y estofada, dorada en algunas zonas al agua y en otras al aceite, y con aplicación de elementos de plata y brocados en las vestiduras. Fue realizada en torno a los años 1520 y 1525, y sus medidas son 225 x 300 x 28 centímetros.
La composición, que originalmente se hallaba enmarcada ante un paisaje en bajorrelieve, labrado en yeso policromado, que representaba la ciudad de Jerusalén, hoy desaparecido, se centra en dos abigarrados conjuntos, claramente diferenciados. A la izquierda se sitúan la Virgen, San Juan Evangelista, San José de Arimatea, Nicodemo y las Santas Mujeres.
La imagen mariana aparece desmayada, en un exagerado escorzo, y asistida por el Discípulo Amado, San Juan, y una de las Marías, mientras las otras lloran desconsoladas y los Santos Varones parecen entablar un coloquio acerca del destino del cuerpo de Cristo.
En el lado derecho, aparecen Santa María Magdalena, dos sayones y dos soldados romanos. La santa penitente se muestra arrodillada, abrazando el travesaño del madero, rectangular y cepillado con los ojos a punto de saltar las lágrimas. La fealdad de los sayones, que miran burlescamente al duelo, contrasta con las idealizadas figuras de los soldados, en especial del que porta una pica y puede identificarse con escultórica recuerda las formas amaneradas de Donatello.
La imponente figura de Cristo se erige en eje indudable de la escena. Presenta las manos semicerradas, con los dedos flexionados, y un bello paño policromado, a modo de sudario, que se anuda en la cadera izquierda del Varón. Actualmente, carece de potencias, y la cruz a la que va asido por tres clavos presenta una curiosa forma de tau tras haber perdido la parte superior del travesaño.
Forma de Tau |
La obra muestra acusadas influencias flamencas y, sobre todo, italianas en su hechura, recordando el estilo de artistas como Guido Mazzoni. Dichas influencias fueron propias de los escultores renacentistas que trabajaron durante la primera mitad del Quinientos en el Reino de Jaén.
Durante mucho tiempo, este conjunto escultórico estuvo relacionado con el quehacer de uno de los artífices anteriores: Jacopo Torni (1456-1526), también conocido, por su origen, como El Indaco o Jacobo Florentino. Fue discípulo de Ghirlandaio, colaborador de Miguel Ángel y Pinturicchio, y autor, entre otras obras escultóricas, del Crucificado de San Agustín, la Anunciación de la Virgen de la Capilla Real y un excelente grupo del Santo Entierro (Museo de Bellas Artes), todos ellos conservados en Granada. Como arquitecto, sobresalen el primer cuerpo de la torre de la Catedral de Murcia y su labor en el crucero de la iglesia funeraria granadina de San Jerónimo.
Sin embargo, de unos años a esta parte, un sector de la crítica la viene atribuyendo a Jerónimo Quijano (1495-1563), discípulo de Torni y del francés Felipe Bigarny, y autor de obras como la Portada de la Anunciación de la Catedral de Orihuela. Dentro de sus labores arquitectónicas destacan la Capilla de los Junterones, de la Catedral de Murcia, y la Iglesia de Santa María, de Chinchilla (Albacete).
Vista aerea del Templo |
La pieza recibe culto a los pies del templo de Santa María Magdalena, a la izquierda, tras una breve estancia en el Museo Catedralicio de Jaén y haber pasado por distintas ubicaciones en la iglesia a lo largo de su historia. Fue restaurada con criterios científicos, en el año 1996, por María de la Paz Barbero, quien limpió la policromía de las piezas, eliminó repintes, restañó grietas y aplicó una capa de resina protectora como protección final del grupo.
Es una de las joyas escultóricas más importantes de nuestro patrimonio histórico/artístico de Jaén y te invitamos a que la contemples con detalle.